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viernes, 7 de diciembre de 2018

AVENTURAS EN LA MARYGALANTE Cap. 13

Querid@s Seguidor@s!

Tras un periodo gripal, que ha retraso la entrega de este mes, aquí tenéis el último capítulo del año. Que disfrutéis un hermoso Solsticio de invierno, Yule, Navidad y que el próximo año sigáis consiguiendo todas vuestras metas y deseos!!!

Recordad que el día 15 es la Cena Solidaria Vegana Pro-A.D.E, más info al final del capítulo...


CAPÍTULO 13
ACLARACIONES



Parecía que el tiempo se hubiera detenido en el pasillo. Ninguno dijo nada durante casi un minuto. Egane procuraba recuperarse de la impresión que le habían causado las palabras y gestos de Kuncita y de la sensación de vergüenza que sentía ante los Uxián. Tanto Corma como Hidie seguían mirando al segundo casi sin pestañear y Kuncita procuraba asimilar lo que le estaba sucediendo. Fue Egane la que terminó con aquella extraña situación.

- Con permiso, es mi turno de guardia - siguió su camino hacia la cubierta saludando con la mano antes de subir las escaleras.

Hidie se acercó a Kuncita de manera que este quedó rodeado por los hermanos.
- Vamos a parlar mu claro. Tú no tocas Egane, ella es nostra xicota. Tú ya tens munts per tos laos. ¿Capito?
- Egane no es vuestra novia, no es de vuestra propiedad y cualquier hombre tiene la libertad de cortejarla si lo desea y ella le corresponde.
- No les ora, pero con el tempo lo será - Corma se irguió cuan alto era y llevándose los dedos índice y corazón a la boca, se los lamió y alzó la mano en la postura de palabra: los dedos húmedos de saliva extendidos, mientras el pulgar el anular y el meñique se juntaban por debajo -. Nos casaremos con ella mes tard o mes dora.
- ¿Qué no entendéis de "ella decide"?
- Oc, ella tria y ya nos triará... eso es lo nos problemo. Pero tú ten solidare con nos, que tu tens una a cada porto...
- O dous o treis -intervino Corma-.
- Oc! Per eso, dexa tranquila Egane, ella non es como as outras, e tu mais tas fijao en ella ¿Per ché ara sí? - Hidie había alzado ligeramente la voz-.
- Tranquilo Hidie, comprendo vuestros sentimientos, y vuestro razonamiento tiene su lógica. Para mí Egane es una excelente compañera y creo que estáis sacando conclusiones precipitadas. Os agradezco que me hayáis puesto al corriente de vuestros sentimientos hacia ella. Pero tened presente dos cosas, primera: yo no soy vuestro rival, mis sentimientos hacia Egane son sólo fraternales. Segundo: An-Dro está lleno de hombres, con muy buena posición, que pueden sentirse atraídos por Egane, es hermosa y una excelente intérprete,  su actuación no va a pasar desapercibida precisamente. Preparaos para encajar que una multitud de admiradores la asediarán durante toda nuestra estancia aquí.
- Oc, lo tenim present. Quedem entesos que tú no tocas Egane ¿Oc?
- Sí. A menos que sea ella quien pretenda seducirme.
- Oc, pero tú no faces res per che se fija en ti - puntualizó Corma-.
- De acuerdo.
- Donas tu palabro - quiso asegurarse Hidie-.
Kuncita respiró hondo y meditó su respuesta. Tenía que estar muy seguro antes de dar su palabra, ya que la palabra era ley, y faltar a la palabra dada una de las faltas más graves del código de honor. Tuvo una corazonada y se decidió.
- No voy a daros mi palabra, porque podría faltar a ella. Pero me comprometo a vigilarme y ser consciente de que vuestros sentimientos son muy profundos hacia ella -por las expresiones de los rostros de los Uxián no estaban conformes- Os propongo un trato. Vosotros me vigilaréis y si inicio alguna acción de carácter seductor para con Egane me advertiréis de inmediato ¿Estáis de acuerdo?

Los hermanos se miraron y asintieron.

-Oc, te velamos y te dicimos.
- Perfecto entonces, si no hay más quiero ir a mi camarote. Buenos días.
- Bos días.

Cada cual siguió su camino y el pasillo quedó libre. Al poco la Sra. Lotte salió de su camarote. Sonreía, había tenido que hacer un pequeño esfuerzo para contenerse y no delatarse. Lo había escuchado todo y su imaginación ya recreaba multitud de escenas, de carácter romántico, sobre la conquista del corazón de Egane Dulac. Los Uxián tenían a favor su solicitud y sentimientos claros y profundos, en contra que Egane no les hacía ni caso. Kuncita tenía a favor su gran magnetismo y en contra sus muchas relaciones con otras mujeres. Desde luego esta estancia en An-Dro sería muy interesante.

Roc Refrany sintió que su ayudante estaba alterada en cuanto puso el pie en cubierta. Los meses, guardias y enseñanzas compartidas habían reforzado el tenue vínculo que tenía con ella convirtiéndolo en un resistente cabo de sentimientos, silencioso e invisible; por lo que, cuando ella procuró saludarlo como de costumbre, el marino le sostuvo la mirada y le preguntó directamente.

- ¿Qué ha pasado? -ante la muda respuesta de ella insistió- ¿Que es lo que te ha pasado Egane?
- ¿A mí? Nada. ¿Por qué tendría que haberme pasado algo?
- Egane -el piloto la seguía mirando a los ojos y ella se giró ligeramente.
- Nada, bueno, los Uxián se han puesto un poco tensos en el pasillo, estaba comentando una trivialidad con Lay y ya sabes que a veces se ponen raros.
- ¿Raros en qué sentido?
- Bueno, raros, no sé. Como si les molestara que hablara con Kuni.
-¿Kuni? - el timonel arqueó una ceja- ¿Desde cuándo le tienes tanta confianza al segundo como para ponerle un diminutivo?
- ¿Qué hay de malo? Hace tres años que navegamos juntos, a ti te llamo Roc y no hay problema.
- ¿También vas a llamar Hid y Corm a los Uxián?
- Roc, siento que se está metiendo en un asunto que no le incumbe.
- ¡Por supuesto que me incumbe! Lo que altera a mi ayudante es de mi incumbencia, y el Sr. Lay ya es lo bastante inestable para que me incumba lo que le suceda, y los Uxián son unos excelentes marinos bajo mi cargo y me incumbe cualquier cosa que les suceda.
- Pues vaya a preguntarles a ellos qué les sucede. Es mi turno de guardia, con permiso.
La mujer asió la rueda del timón con la mano izquierda y esperó que el timonel le cediera el puesto. Roc no se movió de su sitio. Haciendo acopio de valor se atrevió a preguntarle sin rodeos.
- ¿Kuncita ha intentado seducirte?
-¡No! Únicamente me ha hecho un comentario amable. ¿Y qué si lo hiciera?
- ¿Qué te ha dicho? -Egane no respondió- ¿Qué te ha dicho Egane?
La insistencia del timonel desconcertó por completo a Egane, desde siempre había sido bastante protector para con ella y la confianza que el viejo marino le había brindado desde el primer día en el barco, lo mucho que le había enseñado y la clara evidencia de que sentía por ella un cariño más profundo que el de la simple amistad, había hecho que ella lo respetara como el padre al que nunca conoció; pero ese derecho que se estaba tomando a inmiscuirse tan descaradamente en su vida íntima la exasperó.
- Que sea mi superior no le da derecho a estar al corriente de mis conversaciones privadas. Ni a controlar mis actos fuera de mi turno de servicio. Y mucho menos el derecho a decidir con quién puedo o no entablar relaciones personales.
- Es cierto Egane. Pero esta es una situación fuera de lo habitual. El Sr. Lay no es plenamente consciente de lo que hace. No, no está en un momento centrado y tal vez diga o haga cosas de las que después, al meditarlas, comprenda que han nacido desde la inconsciencia.
- Mis conversaciones privadas son privadas.

Roc comprendió que insistiendo sólo conseguiría que ella se negara más a responder. Sería mejor averiguar lo que ocurría observando desde la distancia e interviniendo sólo en caso de ser necesario.

- Tienes razón Egane. Lo siento, te pido disculpas por mi insistencia. Buena guardia - el hombre se retiró.
- Gracias Sr. Refrany.

Egane miró hacia proa, estaba francamente molesta con su superior. Sujetó con firmeza la rueda del timón, su tacto siempre la calmaba, no entendía muy bien el porqué, pero aferrar el timón le transmitía sensación de seguridad. El Sr. Eivioc se acercó a ella y le golpeó ligeramente la pierna con el morro. Egane le acarició tras las orejas un momento y volvió a aferrar el timón con ambas manos. El perro se echó en posición de esfinge. Al poco aparecieron en cubierta los hermanos Uxián, a los que la mujer fulminó con la mirada. Debieron sentirlo, porque no se le acercaron en todo el turno, pese a que siempre encontraban excusas para pasar cerca del timón y saludarla.

Larimar oyó que la llamaban y levantó la cabeza de la mesa del fax. Se debía haber quedado dormida sin darse cuenta. Se levantó y abrió la puerta de la cabina de comunicaciones. Quedó sin habla por lo que vio.

La cubierta estaba llena de cajas, barriles y multitud de herramientas tiradas de cualquier manera. Las amuradas estaban llenas de verdín y excrementos. El maderamen estaba ennegrecido y tan sucio que desprendía olor a cloaca. En los cuatro palos las velas pendían, de las destrozadas gavias y jarcias, en sucios jirones. Sintió una arcada y entró de nuevo en la cabina. Volvió a oír que la llamaban. El sonido procedía de la izquierda. Se obligó a salir de nuevo y mirar aquel espantoso caos. En la aleta de babor, tirados boca abajo, había dos cuadros de tamaño mediano. La voz que la llamaba procedía de allí. Se acercó con cautela. Volteó los cuadros. Las láminas estaban tan borrosas y enmohecidas que apenas se entendía lo que tenían dibujado. Aparentemente en una posaban dos humanos, y en la otra dos barcos. Al fin comprendió dónde estaba. Miró hacia la cabina. Cogió los cuadros y volvió dentro. Los puso sobre la mesa del fax encarando ambas láminas. No ocurrió nada. Los giró, pero tampoco sucedió nada. La puerta de la cabina comenzó a licuarse. Larimar alzó los ojos y vio cómo las paredes de la cabina comenzaban a llenarse de bultos que crecían rápidamente y explotaban dejando caer un viscoso y maloliente líquido parduzco. Un agudo chillido resonó con tal volumen que Larimar dejó los cuadros para taparse los oídos.

El fax pitó de nuevo y comenzó el ronroneo que anunciaba la recepción de una carta. Larimar abrió los ojos y entendió que se había quedado dormida encima de la mesa. Lentamente giró el cuello, porque se le había quedado entumecido, y cuando se le pasó el dolor se incorporó sobre la silla. Se levantó y abrió la puerta de la cabina. La brisa marina le revolvió el flequillo y sonrió aliviada de ver la cubierta ordenada, las velas impecablemente recogidas en las gavias y a Ereleig cepillando la amura de proa. Egane hacía guardia junto al timón, y le llamó la atención ver que sujetaba la rueda tal como si estuviesen navegando. El sonido del fax desvió su atención de la timonel. La capitana cogió la carta. Era de la Comandancia de An-Dro. Con un poco de suerte podrían atracar aquel mismo día.

No, no podrían atracar ni aquel día ni ningún otro, debían permanecer al pairo en el lugar donde se encontraban y sólo en caso de temporal se les permitiría atracar dentro del puerto. Aquello significaba que tendrían que dejar el esquife en el agua, y decidir cómo repartir a la tripulación, quien se quedaba en el barco y quien en el puerto. Envió un telegrama al Hotel Peregrino, para saber de cuantas habitaciones podría disponer. La respuesta fue que de ninguna. Envió telegrama a todos los hoteles de An-Dro y sólo en el Montanha le respondieron que disponían de una suite, para tres personas, porque acababan de anular la reserva. La capitana lo tuvo claro.

En la cocina Opalena trinchaba las verduras para la ensalada, mientras el Sr. Cook limpiaba la piel de las hortalizas que iba a hacer al horno. Al menos una vez por semana le gustaba preparar un horneado. En Cetreo había adquirido un par de espléndidas calabazas azules y junto a las cebollas, remolachas y zanahorias quedaría un bonito plato multicolor. Con una ensalada y una buena salsa sería un menú alegre y nutritivo que les subiría los ánimos a la tripulación por no poder desembarcar.

- Lena, hoy vamos a comer mejor que en el Bistró Troyés, y conste que es el mejor bistró de todo An-Dro -se acercó a la mesita y comprobó el trinchado de las verduras- lo contentos que estarían de tenerte como pinche. ¡Qué manos tienes Lena! Lo haces tan exacto que parece de máquina.

- Gracias Sr. Cook.
- Te voy a enseñar a hacer molduras y flores, así además de ricos los menús serán bonitos, que con los ojos es con lo primero que se come. Voy por mis herramientas de escultura culinaria. Ja já!! -al girarse para coger los cuchillos vio que Roc entraba, la mirada del timonel borró la sonrisa del cocinero- ¿Roc estás bien?

El aludido le hizo un gesto afirmativo mientras se servía una taza de té blanco y un trozo de tarta de almendras. El cocinero se acercó obstaculizando el paso del marino.

- Roc, que hace tiempo que nos conocemos ¿Qué ha pasado?
- No es nada.
- Roc...
- ¡Ahora no John!

El cocinero encajó el exabrupto y se fue al mueble del horno, abrió el armario bajo y sacó una caja que llevó a la mesita del rincón. El timonel salió de la cocina con el plato y la taza, mientras el cocinero enseñaba a la chica su set de decoración de frutas y verduras.

La capitana se acercó a Miss Egane, que ya no aferraba el timón y continuaba en su puesto simplemente de pie junto a la caña. El Sr. Eivioc movió la cola cuando vio que Larimar se acercaba, pero continuó echado al lado de la caja del timón. La capitana se agachó y le rascó tras las orejas, luego se incorporó para dirigirse a la timonel.

- Dado que no teníamos reserva, y a causa de no tener amarre vamos a quedarnos aquí, al pairo, durante toda la estancia en An-Dro. En el Montanha han tenido una cancelación y disponen de una suite para tres personas. He pensado que usted y la Sra. Lotte, junto con Opalena, la podríais ocupar.

- Eso sería ideal, podré practicar con tranquilidad mi recital.
- Lo suponía. Por ello, tras la comida, tiene permiso para desembarcar hasta nueva orden. Ampliaré el esquife para que puedan transportar la escenografía. Pediré a los Uxián que os acompañen.
- No es necesario que nos acompañen, puedo manejar el esquife sola.
- Con todos esos bultos es mejor que os acompañen, no sé si van a permitir que los guardéis en el hotel, tal vez lo mejor es llevarlos directamente al Ateneo.
- Habrá que pedir un permiso especial.
- Miss Key se encargará de ello, ya sabéis que tiene influencia en el Ateneo,  Lay le enviará una nota para que os dejen un espacio en el almacén. Te cubriré la última hora de guardia, para que empaques con tranquilidad. Disponéis de la suite hasta el día 10, así que tienes cuatro días para ensayar y dejar en alto el pabellón musical de La Marygalante.
- Gracias capitana, procuraré hacerlo lo mejor posible.

La Sra. Lotte estuvo encantada con la idea de quedarse en el Montanha con Egane y Opalena. Se apresuró a empacar todo lo que quería dejar listo. Le faltaban las mangas de la camisa de Ereleig y un gran fragmento de la banderola del Bienguiado. Si Opalena le ayudaba con el bordado lo podría tener listo para el baile.

Kuncita envió una nota a Clarissa Key, su novia en An-Dro, para que les dejaran almacenar la escenografía de Egane en una sala del Ateneo. Pensó que era mejor que tuviera una sala para ensayar, ya que el Montanha no era un hotel de los mejores aislados del puerto, y obligar al resto de clientes a escuchar una y otra vez el recital no era muy buena idea.

Clarissa le envió una afectuosa respuesta confirmando que Egane podría disponer de la sala 5, que se hallaba en el tercer nivel, con lo que tendría total privacidad. También le comentaba que si le apetecía dormir en el puerto podía disponer de su casa, aunque ella estaba todo el día en la Comandancia ultimando los preparativos para las conferencias y espectáculos, y por lo tanto hasta que no quedara todo cerrado y comprobado no dispondría de tiempo para atenderlo como era debido. La nota concluía explicando lo mucho que lo había echado de menos, y cómo pensaba resarcirse en los siguientes días.

Larimar se hizo cargo de la última hora de guardia, junto a su precioso perro, mientras no dejaba de darle vueltas al sueño que había tenido. Lo comentaría con el capitán Indy en cuanto tuviera la oportunidad. Un toque de campana anunció la hora de la comida y dejando a La Marygalante en alerta, por si acaso, la capitana bajó al comedor.

Se sentó en su sitio y  le llamó la atención que solo ella hubiera entrado en el comedor. El Sr. Cook y Opalena esperaban en la puerta junto al carrito de servicio.

El siguiente en entrar al comedor fue el Sr. Refrany y tras él los Uxiàn. Como el resto de la tripulación seguía sin aparecer Roc tocó de nuevo la campana. La Sra. Lotte llegó un tanto azorada y disculpándose, estaba tan enfrascada en empacar que no había advertido la llamada, tras ella, entró Ereleig que la estaba ayudando con el equipaje.

Cuando entró Egane también se disculpó por la tardanza y luego se sentó junto a Ereleig. Cuando Kuncita entró se dirigió a su puesto habitual, en el extremo opuesto de la mesa, frente a la capitana y dando la espalda al ventanal. Pero entonces advirtió que Egane lo estaba ocupando. Tenía dos opciones, seguir su camino y sentarse al lado de Egane, o volverse y sentarse o bien al lado del Sr. Refrany o al lado de Larimar. La mirada de los Uxián le hizo descartar la primera opción, por lo que se decidió por la capitana.

Una vez servida la comida el Sr. Cook ocupó el lugar junto a Egane, y Opalena se sentó junto al timonel. Larimar comprendió que algo extraño estaba sucediendo a bordo. Tal vez la noticia de no poder desembarcar les había molestado algo más de lo que ella pensaba.

Hizo el gesto de bendición y agradeció la comida. Tras ella lo hicieron cada uno de los miembros de la tripulación y comenzaron a comer. La Sra. Lotte alabó las bonitas flores de zanahoria que adornaban la ensalada. John informó que a excepción de una, todas eran obra de Opalena. Ereleig pidió si a él también podían enseñarle esas cosas. Larimar aprovechó para informar al resto de la tripulación de la situación en la que se encontraban y el porqué de su decisión de que Emma, Egane y Opalena desembarcaran. Nadie hizo ningún comentario al respecto. Y el resto de la comida se realizó en completo silencio.

La capitana miró de reojo a su segundo, que comía sin su habitual repertorio de exclamaciones de gusto. Advirtió que comía de forma apresurada y con un gesto de tensión contenida, como si no le gustase el sabor del plato, aunque la calabaza azul era una de sus preferidas. El Sr. Eivioc entró silencioso y se puso al lado de Larimar pidiendo permiso para echarse a sus pies bajo la mesa. La capitana se retiró un tanto para que el perro pudiera pasar, y una vez estaba bajo la mesa le acarició la cabeza. Al ir a incorporarse su mirada se encontró con el regazo de Kuncita y entonces comprendió, en parte, la contención que estaba mostrando.

Tras el postre, que transcurrió en el mismo silencio que la comida, el Sr. Cook se levantó e informó a Opalena de que su jornada por hoy había concluido y que podía ir a preparar su equipaje. Ereleig se ofreció a ayudarle a fregar los platos, ya que él no bajaba a tierra, pero John le contestó que no era necesario y que les sería más útil a los Uxián, que fuera con ellos y ayudara con los bultos a cargar en el esquife.

Emma, Egane y Opalena dejaron el comedor, seguidas por los Uxián y el grumete. En la mesa quedaron el timonel y el segundo junto a la capitana. John les preguntó si les apetecía té. Larimar pidió una taza de frutos rojos. Roc negó con la cabeza y Kuncita pidió té blanco con unas gotas de tila de clavo.

Cuando el cocinero les trajo las tazas, Roc se ofreció a ayudarlo con los platos, pero el cocinero negó con la cabeza y cerró la puerta de la cocina. El timonel salió del comedor sin decir palabra. Larimar miró a Kuncita.

- Tal vez es sólo una extraña impresión mía, pero está ocurriendo algo y no conozco el origen. Corrígeme si me equivoco. ¿Has discutido con los Uxián?
- No, en absoluto.
- Pues te han mirado de una manera bastante admonitoria, y en vez de sentarte junto a Egane te has sentado conmigo.
- Bueno, hemos aclarado un par de asuntos con respecto a Egane y finalmente hemos llegado a un acuerdo. Me van a vigilar para que no se me ocurra intentar seducirla. Si para mí es como una hermana. Es curioso, pero es cierto, es de las pocas mujeres con las que he tenido claro que somos compañeros de trabajo y amigos. Le tengo un gran aprecio por sus aptitudes, su profesionalidad y reconozco que es hermosa y muy agradable, como una hermana pequeña.
- ¿Se lo has dejado así de claro?
- Sí, pero supongo que deben estar un poco tensos aún por lo del pasillo y hasta que no pase un tiempo.
- ¿Qué ha pasado en el pasillo?
- Pues no estoy muy seguro. Es que desde hace unos días hay un olor extraño en el barco y me pone excitado al instante. ¿Lo has notado?
- ¡Y tanto que se te nota! Pero sólo si te fijas mucho, y con el clavo supongo que te habrá bajado en un rato.
- La erección no Larimar. ¡El olor! ¿No lo notas? un olor a almizcle y como a flores, a jazmín y azahar mezclados con algo más. No sé, va y viene. Pero me tiene bastante confundido.
- Pues no, yo no he notado ningún olor extraño.
- Tal vez sea por Maeve - Kuncita miró el líquido humeante de su taza y por un momento una nube de tristeza cubrió su mirada. Larimar le cogió una mano- no estoy centrado Lar, no soy capaz de controlarme últimamente, ya lo viste con Jadoth y con Egane - calló unos segundos tratando de encontrar las palabras- por un momento he dejado de mirarla como a la amiga y compañera, por unos instantes ha sido simplemente una hembra a la que conquistar, es como si el hombre hubiera desaparecido y sólo el animal gobernara mis acciones. Pero he reaccionado a tiempo, aunque me ha sido muy bochornoso. Me he disculpado y ella no parece ofendida, pero Hidie y Corma se han puesto como basiliscos.
- Necesitas un descanso Lay, tal vez sea mejor que te quedes con Clarissa hasta que te aclares un poco. Te doy tres días de permiso.
-Pero Clarissa está inmersa en los preparativos de las jornadas y los festejos. Gracias, pero prefiero quedarme y enseñar a Ereleig unos cuantos bailes.
- Eso me parece una buena idea, el ejercicio siempre centra -acabaron de tomar la infusión en silencio- Bien, voy a revisar qué tal el desembarco y a poner al día la bitácora.
- Yo me quedo aquí un rato más, a ver si se me arría la bandera.

La capitana salió a cubierta y tras ella su perro. Sacó el cuaderno de la bitácora y se lo llevó consigo a su camarote. Antes de entrar inspiró profundamente, para ver si captaba esa olor que le había descrito su segundo. Dejó salir el aire lentamente e hizo una segunda inspiración profunda y suave, pero no notó nada. Miró al Sr. Eivioc.

- ¿Tú notas algo diferente? -el perro la miró ladeando la cabeza y movió la cola- Bueno, tú tienes mejor olfato que yo.

La puerta de la cocina se abrió y el cocinero salió a recoger el comedor, le extrañó ver a Kuncita aún sentado a la mesa.

- ¿Te vas a pasar el resto del día ahí sentado?
- No, no, sólo estaba terminando el té - el cocinero empezó a barrer el comedor- John ¿Has adquirido recientemente algún tipo de especia o esencia afrodisíaca? - el cocinero dejó de barrer y miró al segundo de hito en hito.
- ¿Qué clase de pregunta es esa?
- Es que últimamente he notado un olor diferente y suele ser por la cocina y a veces por el pasillo de los camarotes.
- ¿Y por qué ha de ser afrodisíaco? ¿Estás insinuando que ya no soy capaz de excitar a mi pareja?
- ¡No! ¡En absoluto! Es porque me produce un efecto muy fuerte a nivel sexual - el cocinero lo cortó en seco.
-¿Y qué no te lo produce a ti? ¡Anda, sal de aquí y déjame hacer mi trabajo! ¡Lo que me faltaba por oír hoy!

El cocinero reanudó el barrido refunfuñando para sí. Kuncita comprendió que era mejor dejarle espacio y salió a cubierta. Se encerró en la cabina de comunicaciones y se dedicó a escribir su correspondencia de ese día.

El esquife se llevó a la sección femenina de la nave. Los Uxián remaban. Egane sujetaba la caña del timón mientras la Sra. Lotte y Opalena vigilaban que las cajas y bultos que, a pesar de haber agrandado el esquife, lo llenaban por completo. Larimar se mantenía en la proa y daba instrucciones a Egane. Estaba algo sorprendida por el arsenal de material que los Uxián se llevaban. Por suerte tenían la sala del Ateneo, porque en el hotel hubieran tenido problemas para almacenar tanto bulto. La capitana quería aprovechar y presentar la instancia para pedir mapas en la Comandancia. Como la burocracia era tan lenta en An-Dro quería arreglarla cuanto antes.

La Sra. Lotte repasaba unas lecciones de protocolo con Opalena. La muchacha estaba algo confundida ante tantas normas, algunas de las cuales le parecían absurdas, aunque no se le ocurrió comentarlo. Una vez entraron por la bocana del puerto las lecciones se dieron por terminadas y todos se aprestaron a ayudar a atracar el esquife. Egane dejó su sitio en popa y saltó ágilmente a tierra para anudar la amarra al noray. Los Uxián colocaron la pasarela y se dispusieron a ayudar con el equipaje. La capitana se había tenido que poner su traje de capitana, ya que la normativa en An-Dro era bastante puntillosa. Se quedó al lado de Opalena mientras esperaba que los Uxián descargaran.

- Opalena, sé que es un poco complicado recordar tanto protocolo, pero este es un lugar en el que es de los más rigurosos. Te pido que procures ser lo más cuidadosa posible en el comportamiento y las conversaciones, ya que es la reputación de La Marygalante la que se podría ver afectada. En resumen es un poco: no caminar deprisa, no alzar la voz, mantener distancia entre personas y esperar dos segundos antes de responder una pregunta. Ya verás que no tendrás mucho problema, tú eres muy educada.

Una vez descargado todo el contenido del esquife la Sra. Lotte y Opalena desembarcaron. Los Uxián fueron a coger un carro para transportar el material al Ateneo. La capitana paró un carruaje para que llevara a las mujeres al hotel con el resto del equipaje. Una vez acomodadas dentro el cochero tomó el camino de la montaña. Larimar iba a cerrar las cortinas cuando el corazón le dio un vuelco.

-¡Pare! ¡Por favor pare!

El cochero paró y ante los anonadados ojos de Opalena la capitana saltó del carruaje y con un grito echó a correr hasta el muelle donde se abalanzó sobre el hombre que esperaba junto a la pasarela de una fragata....

CONTINUARÁ EL PRÓXIMO AÑO....


 LA INFO SOBRE LA CENA VEGANA PRO- A.D.E

 Además, también podréis encontrar diferentes artículos solidarios del refugio y muchas sorpresas más.

¡No faltéis, os esperamos a todos!

PRECIO: 30 €

FORMAS DE PAGO: Ingreso o transferencia: 0049-4709-46-2116029587 (Banco Santander)
CONCEPTO: Cena + tu nombre y apellidos
CONFIRMACIÓN: Para inscribiros previamente, enviad un correo electrónico a <refugio.leonor@yahoo.es>

Si no podéis asistir a la cena y deseáis colaborar igualmente, podéis ingresar el importe de la cena y poner como concepto "fila 0" + tu nombre y apellidos.




jueves, 1 de noviembre de 2018

AVENTURAS EN LA MARYGALANTE Cap. 12

Querid@s seguidor@s,

Tras la noche de Samhain, una de las principales festividades Celtas, se inicia un nuevo ciclo, la energía terrestre se interioriza cada vez más hasta llegar a su máximo punto de concentración, un viaje al interior de uno mismo, que gusta de hacerlo bien acompañado, como en La Marygalante. Que disfrutéis esta nueva etapa al máximo!!




CAPÍTULO 12
LA HERMANDAD CORSARIA


Larimar O'Brian y Kuncita Lay-Malone eran los miembros decimocuarta y decimoquinto de la Hermandad Corsaria Worferl. Esta Hermandad tenía jurisdicción en los sistemas Kaido, Llaos Iloes, Gudell y Ceca y también la parte deshabitada de la galaxia. La galaxia Cumray tiene una forma elíptica muy pronunciada y, por la ausencia de grandes estrellas, los bordes más alejados son inhabitables por la falta de luz y calor. Kaido y Llaos Iloes son los que tienen mayor número de planetas y asteroides habitados, y movimiento de emigrantes. El sistema Gudell acoge muchos planetas transicionales; planetas en los que probar nuevas formas de vida y buscar tu finalidad en la vida. El más popular es Catedral, un planeta universitario que recoge todas las disciplinas de las galaxias Cumray, Andrómeda y Vía Láctea. El sistema Ceca, es el que agrupaba la parte más estéril de la galaxia. El núcleo de Ceca es el planeta Mastrara y lindando con el borde exterior, el bloqueado planeta Hobrén.

La Hermandad Corsaria Worferl contaba con siglos de tradición. Sus componentes nunca superaban el número veintiuno y su principal misión era ayudarse unos a otros a perpetuar las tradiciones corsarias. La principal era velar por el libre comercio entre planetas. Como corsarios estaban sometidos a un presidente, dictador o rey según el modelo político del país o planeta al que servían. Originariamente fue creada para mantener a raya el absolutismo de la Marina Mercante, tanto la naval como la estelar. Con el paso del tiempo las reglas y normas habían cambiado, pero en esencia seguían fieles a la razón de su origen, aunque la metodología se había vuelto algo dudosa con el paso del tiempo y los diferentes integrantes.

La misiva a La Marygalante contenía el acta de la última reunión ordinaria de la hermandad. Y el requerimiento para la reunión extraordinaria que tendría lugar en la isla de Allariz, isla en aguas neutrales muy próxima al puerto náutico de An-Dro. Al ser un requerimiento lacrado tenían que asistir, ya que de no hacerlo se les podría expulsar.
Larimar leyó muy atentamente el acta, y a medida que terminaba un folio se lo pasaba a Kuncita. El segundo la miró bastante por encima. La parte burocrática no lo entusiasmaba en exceso, si él se había enrolado en la hermandad era por la sed de aventuras, y por no dejar a Larimar sin aliado masculino, en una hermandad que sólo contaba con cuatro mujeres. Cuando la capitana le pasó el último folio ni se molestó en fingir leerlo, simplemente miró a Larimar.

- ¿Y bien?
- Pues vamos a tener que dejar a la tripulación a cargo de La Mary y salir de inmediato, la cita es para esta madrugada.
- ¿No sería mejor desembarcar a la tripulación?
- No nos lo permiten, hemos llegado en plena cuarentena, sin avisar.
- Curioso, no podemos entrar a puerto porque llegamos sin avisar, pero nos envían la misiva justo al llegar al inicio de la bocana.
- No hemos avisado a Comandancia, pero Madame Leire recibió la confirmación de asistencia al baile.
- Me cuesta imaginar que lo haya anunciado, ya sabes lo que le gusta sorprender a sus invitados y si ella lo informó ¿por qué no nos dejan atracar?
- Tampoco hay amarre. El puerto está cerrado hasta que salgan tres transportadores factoría, será dentro de dos días. Nos permiten quedar al pairo a un cuarto de milla al oeste de la bocana.
- Pues entonces no hay mucho que hacer. Voy por la bandera corsa y a informar de que nos vamos.
- Yo procuraré tener a punto el esquife.

La isla de Allariz tenía una escarpadísima montaña en el sur y el resto estaba cubierta de frondosos bosques de castaño albo. Tanto la fauna como la flora de la isla estaban consideradas de las más tóxicas del planeta. Era, por tanto, el lugar ideal para una reunión secreta, de una hermandad al filo de la ley.

En el puerto natural de la isla hallaron diez esquifes y un velero. Kuncita se extrañó de no hallar ningún transporte de la sección femenina de la asociación. Había intentado en un par de ocasiones intimar con alguna de ellas, pero las corsarias solían tener las ideas muy claras y un sentido de la propiedad bastante exclusivo. Dejaron la barca varada en la arena, junto a la del miembro número ocho, el capitán Nass Stogmen. La tienda de reunión estaba alzada a pocos metros de la orilla y pese a ser de grandes dimensiones, no quedaba muy a la vista, porque la tela estaba recubierta de brea luminiscente y quedaba asombrosamente mimetizada con el entorno, así que la vieron cuando prácticamente la tenían ante las narices.

Una rápida mirada les confirmó que ninguna de las otras mujeres había llegado aún. Devog Maguw había crecido un poco desde la última reunión, era el miembro más joven de la hermandad. Idger Meg era el actual hermano mayor, a Larimar no le había dado buena espina desde el primer día que lo vio y aunque no se opuso a su candidatura, ya que ella solía votar en blanco a no ser que tuviera una convicción muy fuerte, seguía teniendo sus reservas. Kuncita no había tenido ninguna corazonada al respecto cuando ella le preguntó, pero solía pasar que las corazonadas del segundo venían espontáneamente y cuando se le preguntaba por algo concreto no daban respuesta.

Nass les vino a saludar en cuanto los vio. Larimar lo conocía de bastantes años y aunque era diez años menor que ella siempre se habían llevado bien e incluso habían hecho tratos juntos. También la había ayudado a ocultarse cuando se escapó de Barat-Dum. Era, también, muy amigo de Pipe Guldin y Meg-Gosill las otras corsarias de la hermandad. A la que menos conocían, por haber ingresado hacía poco, era a Jadoth Troloro, una corsaria muy vivaz y con ganas de comerse el mundo.

Larimar apreciaba a sus compañeros, aunque tenía sus reservas para con algunos, con el resto siempre estaba dispuesta a colaborar y con unos pocos hasta dar vida de ser necesario, Kuncita y Nass eran de estos.

Un detalle a tener en cuenta era que el número otorgado a los componentes era heredado del miembro que iniciaba al aspirante. Lo compartían hasta la muerte del antecesor. Larimar había sido iniciada por Stewart Granger, fue quien le dio el nombre de Bruja Nola, un íntimo amigo de su madre, con los pensamientos muy claros y que ella consideraba el hombre más aventurero y distinguido de cuantos había conocido hasta el momento. Ella estaba convencida de que si Kuncita hubiera copiado su porte, su número de novias sería el triple del actual.

Kuncita había heredado el número ni más ni menos que de Celeste Heredia, una de las corsarias más famosas de su tiempo; su nave la Dama de Plata había sembrado el terror entre los traficantes de esclavos durante décadas, fue el motivo de mayor peso para declarar la abolición de la esclavitud. Pero tras su muerte se había vuelto a admitir en algunos países. Su hija, Solange, no había querido continuar el trabajo de su madre, por eso se decidió a iniciar a Kuncita, que le pareció un muchacho de recursos. Lo descubrió trepando el muro de su villa, de noche, buscando desesperado la ventana de Solange; era de las dos únicas mujeres que podía presumir de haber enamorado perdidamente a Kuncita Lay-Malone y,  le había dejado claro que ella no estaba a su alcance. Celeste amadrinó al joven atrapa-corazones, rebautizándolo como Maese Casanova, que le alegró los últimos días de su vida con su buen carácter, su destreza bailando y los líos que se organizaron por la villa entre las féminas y algunos de los muchachos.

Tras media hora de espera llegaron las otras tres hermanas. Meg-Gisell tan elegante como de costumbre y Pipe tan despreocupada, de inmediato entablaron conversación con Nass. Cuando Jadoth, con aquella sonrisa tan radiante, vino a saludarles, Kuncita aprovechó para llevársela a parte. No había tenido ocasión con anterioridad de charlar con ella a solas.  Larimar suspiró para sus adentros, ciertamente Lay seguía sorprendiéndola en este punto y al verlo flirtear con la joven y bella corsaria se preguntó, por primera vez, cómo era que aún no le había propuesto nada a Miss Egane, que también era muy guapa y excelente timonel, el Sr. Refrany no se había equivocado con ella y eso que Larimar se sorprendió cuando Roc la eligió a ella, de entre 15 aspirantes masculinos, sin experiencia y recién licenciada de la escuela naval.

La llegada de Mocheil Indi alejó a la capitana de sus pensamientos, era el miembro de más edad de la hermandad y Larimar casi lo idolatraba tanto como a su padre. De inmediato se pusieron a charlar.

Esperaron casi una hora de más, hasta que quedó claro que no se presentaría ningún otro miembro. Faltaban dos, Deno Pulu y Semail Puns. Deno provenía de Ñacoru, el norte del planeta Ciagali, y Semail de Lenciava al este de Komo.

Una extraña sensación de inseguridad flotaba en el ambiente y Larimar añoró los días en que las reuniones de la hermandad tenían aquella atmósfera de complicidad y compañerismo. Ahora le parecían demasiado formales y con muchos intereses ocultos.
El Hermano Mayor ocupó su lugar en el círculo y haciendo sonar una campanilla indicó el inicio de la sesión. El resto de miembros guardó silencio y se sentaron en su sitio del círculo.

- Hermanas y hermanos, el concilio ha decidido convocar esta reunión extraordinaria a raíz de un suceso que ha de ponernos alerta. La ausencia de Deno y Semail me hace pensar en lo peor, ya que dudo que decidan quedar expulsados de la hermandad. De momento, el concilio piensa en otorgarles un aplazo de la expulsión debido a que ha sido imposible contactar con ellos por los medios habituales de la hermandad. Hermana Nola - la capitana se levantó al oír su nombre- El concilio os pide que utilicéis vuestro especial radar para conocer la ubicación de las naves de ambos miembros.
- Lo haré en cuanto vuelva a mi nave.
- ¿No habéis venido con ella?
- No, al no poder atracar en An-Dro he tenido que dejarla al pairo y con la tripulación al completo.
- Bien, entonces tendremos que dejar el asunto para cuando os encontréis en ella -Larimar asintió con la cabeza- no me extenderé. Nos persiguen. Nuestro enlace en la Comandancia General Naval Intergaláctica nos ha avisado de que están decididos a erradicar nuestra hermandad, aunque no hemos averiguado aún con qué medios cuentan - Kuncita levantó la mano para pedir la palabra-hermano Casanova tiene la palabra.
- Poco después de zarpar de Emmerald fuimos atacados por un barco de propiedad, casco negro y velas amarillas. Hicieron caso omiso de la bandera corsa e incluso a la salva de advertencia -Jadoth pidió la palabra de inmediato-.
- A mí me estuvo persiguiendo durante medio día ese mismo barco. Casco y palos negros y velas amarillas, me costó darle esquinazo y porque estaba cerca de la isla Cye.
- Es por esto hermanos y hermanas, que queremos averiguar el paradero de nuestros hermanos ausentes. Y, proponer un nuevo sistema de comunicación para la hermandad. A partir de ahora utilizaremos un localizador de posición que estará vinculado a la sede de An-Dro -el hermano Mocheil Indi pidió la palabra.
-Eso me parece una medida muy drástica y en esencia en directa oposición al espíritu de nuestra hermandad. Somos corsarios libres, únicamente rendimos cuentas al país que nos acoge y paga. Mantener un control de ese tipo me parece más peligroso que la situación actual.
- Hermano Indi, comprendo que su edad le haga reticente a las nuevas tecnologías, pero ya le he dicho que es totalmente seguro y, pienso que ante una amenaza declarada hemos de adoptar todas las medidas de seguridad posibles. Lo someteremos a votación. Que levanten la mano los que estéis a favor -de los dieciocho asistentes catorce levantaron la mano- Votos en contra - las manos de Indi, Larimar y Kuncita se alzaron- Voto en blanco - ninguna mano se alzó- abstención- Stogman alzó su mano- Motivo de la abstención hermano Stogman.
-No se ha hablado de qué tipo de sistema se trata.
- Placas de Coltán Hg en las naves. Su radiación sólo puede ser detectada por la placa nodriza, que estará en An-Dro.
- Entonces pido una nueva votación para poder trocar mi voto.
- ¿Alguien se opone a una nueva votación? -Ante el silencio general el hombre prosiguió- Votos a favor - diecinueve manos se alzaron- En contra - de nuevo se alzaron las mismas tres manos que en la votación anterior- Voto en blanco - nadie- abstención- de nuevo ninguna mano se alzó- queda aprobada la medida de seguridad extraordinaria para la Hermandad Wolferl, la adquisición de su equipo se efectuará en An-Dro, durante la conferencia de Nuevas Tecnologías de Radar que tendrá lugar en el Palacio de Comandancia sala 3 el día 10/10. Primera conferencia de la mañana. Para entonces esperamos saber con exactitud el paradero de los hermanos Semail y Deno. ¿Alguien desea hablar? -ninguna mano se alzó- Se alza la sesión, gracias por vuestra asistencia y estad atentos a la nueva convocatoria extraordinaria.

El gran círculo se deshizo y se formaron diversos corrillos, que poco a poco fueron abandonando la tienda para volver al puerto. Larimar acompañó a Mocheil hasta su velero Argo, subió con él y le aceptó una copa de limonada. La tortuga Casiopea la vino a saludar. Larimar la puso sobre sus rodillas y le rascó la cabeza.

- Larimar, vigila lo que dices, sobre todo con Idger, lo conozco algo más que tú y hay que tener cuidado, es muy ambicioso.
- Tranquilo, que ya sabes que procuro ser prudente.
- Te conozco pequeña, eres demasiado inocente a veces, hay muchas personas por estos mundos que no se parecen en nada a tu padre, ni a ti.
- Ni a mi madre.
- ¡Oh! Laria Biendonado, que hermosa mujer y que voz tan especial. ¿Te he dicho que me hizo llorar con su voz más de tres y cuatro veces?
- Sí, siempre me lo recuerdas y yo lo he presenciado, en el concierto de Ukonewe.
- Hace mucho de aquello, eras muy niña entonces e igual de inocente, fue cuando conociste a tu padre. ¡Lo que hemos navegado desde entonces! ¿Qué tal se encuentra Ragismund?
- Estupendamente, espero, hace casi tres años que no nos vemos en persona y unas cuantas semanas que no nos escribimos, desde que acepté el encargo de Comandancia no he tenido mucho tiempo libre, ni la serenidad para hacerlo.
- Así que estás decidida, vas a Hobrén.
- Sí.
- Podría dejarte en la bancarrota.
- Sí, pero si sólo me moviera el interés económico seguiría en la Marina Mercante.
- Hablas así porque tienes a La Marygalante, si puedo me acercaré a verla cuando estés en el puerto.
- Le alegrará verte y a Casiopea.
- ¿Qué tal están tus animales? Tenías un perro pequeñajo y peludo, y un caballo del refugio de Leonor ¿No?
- No exactamente, sigo teniendo un poco del Sr. Dandy, y al Sr. Eivioc, del refugio de Leonor amadrino a Velvet y a Larita, pero hace mucho que no he podido ir a ninguno de los refugios, demasiado ocupada navegando aquí y allá.
- La vida pasa Larimar y sólo tenemos los buenos momentos que vivimos, diviértete más, recuerda la enseñanza de las flores horarias y reunir una buena cantidad de infinitos.
- Por su puesto Sr. Indi, y le informo de que estaremos en el Baile del Farol, si viene ya le pido que me reserve un baile.
- Ja, ja, ja, ja, ja no sé si estoy ya para bailes, bueno un vals cortito.
- Estupendo, pues de momento le dejo, quiero regresar antes del alba y con Lay a ser posible. ¿Qué me dices Casiopea, vuelvo sola o acompañada? - en el caparazón de la tortuga apareció un frase "acompañada si te das prisa"- Gracias Casiopea, me voy que creo que el Sr. Lay está a punto de volver al 43 de sus novias.
- ¡Bendito hombre! 43, cuando se jubile que escriba sus secretos, se hará más que rico.
- Buenas noches, nos vemos en el Baile. Gracias Casiopea.

Larimar bajó del velero y apresuró el paso a su esquife. La mayoría habían partido y Kuncita seguía hablando con Jadoth. Por la sonrisa de la corsaria y la distancia, cada vez más corta de sus cuerpos, Larimar supo que su segundo estaba ganando terreno. La tortuga tenía razón, si no se apresuraba volvía sola al barco. Para no parecer excesivamente grosera se puso a tararear bastante alto el himno de la Hermandad Worferl, que ya casi nunca escuchaban, y fue directa a la pareja.

- Maese Casanova, es mejor que partamos sin demorarnos mucho más. Jadoth, ha sido un placer volver a verte. ¿Partes de inmediato o vas a quedarte en An-Dro?
- Lo voy a tener que pensar, tengo asuntos pendientes, aunque nada urgente. Me ha cogido por sorpresa que tengamos que reunirnos en tan breve tiempo. Y no contaba con tener que venir a An-Dro, ni comprar una placa de eso.
- ¿Comprar? -Larimar y Kuncita se miraron.
- Sí, hay que comprarla, en la conferencia esa que ha dicho Idger.
- Una cosa Jadoth, has dicho que el barco negro te estuvo persiguiendo.
- Sí, y fue muy agobiante, y de no estar en la Cye me hubiera alcanzado. Le pude dar esquinazo al atravesar el acantilado de Homs y esconderme en la Cueva de los Muertos. Me pasé dos días allí, porque el barco no dejaba de navegar la isla.
- ¿Cómo pudiste entrar en la cueva?
- El Tarraco es pequeño y le desmonté el mástil, es lo bueno que tienen los veleros desmontables, te caben en cualquier sitio. Lo que aún no entiendo es que la bandera corsa no le hizo efecto, es más casi diría que lo atrajo en vez de repelerlo.
- Que curioso, en nuestro caso ocurrió lo mismo, la bandera no le afectó en absoluto, ni atendieron a la salva de advertencia. Bien, creo que es mejor regresar de inmediato a La Marygalante. Gracias Jadoth, nos veremos en An-Dro. Casanova, tenemos que hacer de inmediato el rastreo de Semail y Deno.
- Hasta la vista entonces Jadoth. ¿Me reservarías un baile?
- Lo siento, no estoy invitada al Baile del Farol.
- En An-Dro hay un salón de fiestas estupendo, conozco al dueño y a los músicos, excelentes.
- Si son tan buenos, tal vez lo piense.
- Por favor, se está haciendo muy tarde -Larimar procuró ser suave.

Kuncita cogió la mano de Jadoth y le besó el dorso, le guiñó un ojo, se tocó el sombrero y le hizo una leve reverencia. La corsaria no pudo menos que reír ante esta demostración tan anticuada de respeto e insinuación. Se giró en redondo y se fue a su velero, que se mecía suavemente en la orilla.

El camino de regreso a La Marygalante lo hicieron en silencio. Subieron por la escalera de popa, procurando no hacer mucho ruido. El Sr. Eivioc se les acercó a saludar. Se había quedado durmiendo junto al timón, al lado del Sr. Refrany, que estaba de guardia. Larimar acarició al perro y dio permiso a Roc para retirarse. El timonel se ofreció a ayudar a Kuncita a recoger y fijar el esquife.

Cuando el bote estuvo a la altura de la amurada Roc se fijó en una pequeña concha que se había adherido a la quilla. Trató de arrancarla con la mano, pero la concha estaba muy bien pegada. Se lo comentó a Kuncita. El segundo sacó su cortaplumas y clavando la punta en un extremo de la concha le propinó un golpe con la mano. La concha saltó por la presión y rodó unos centímetros por la cubierta, pero cuando Roc se acercó para cogerla, la concha saltó de nuevo alejándose. El timonel la persiguió un poco hasta que la perdió entre las cuerdas de los obenques del palo de mesana. Al carecer de luz decidió que era mejor buscarla al día siguiente. Informó a Kuncita y se fue a su camarote a dormir.

El segundo, una vez había dejado bien fijado el esquife, entró en la sala de comunicaciones. Larimar estaba sentada ante la pequeña mesita y daba vueltas a la dinamo del fax.

- Sr. Lay, tengo un pequeño problema - el hombre a miró interrogante- No me acuerdo ni del nombre, ni del aspecto de los barcos de Pulu y Puns.
- Pues entonces vas lista para buscarlos. Tendrás que preguntarle a Indy.
- Lo estoy intentando, pero el Argo no responde. ¿Tú tampoco te acuerdas?
- ¿Yo? Para nada, casi ni los recuerdo a ellos, bueno tal vez si me esfuerzo, voy a estirar el cerebro, cómo dice Mudra - el hombre cerró los ojos y arrugó la frente en un además de extrema concentración- Pulu es moreno, de Ciagali, muy estirado y serio, pero con un toque misterioso, y su barco era...
- ¡Un balandro! Ahora lo he recordado, el Pomba Negra: dos palos, casco púrpura y velas blancas, bandera corsa negra y blanca.
- Y Semail es el de Lenciava, era delgado, sonrisa franca, pelo rojizo rizado.
- ¿Pelirrojo? ¡Ya está, ya me acuerdo! ¡Claro! El Malvarrosa, velero, dos palos, casco blanco, velas magenta y bandera corsa azul y negra. Gracias Lay.
- Siempre a tu servicio. Roc ha encontrado un animalejo raro en la quilla del esquife, parecía una lapa, pero es la primera lapa saltadora que he visto, se ha quedado entre el cordaje de los obenques, mejor que la Mary lo tenga controlado.
- Lo tendremos presente. Gracias por ayudarme a estirar el cerebro. Buenas noches Lay.
- Buenas noches capitana.
- Lay, una pregunta, por curiosidad.
- ¿Sí?
- ¿Vas a ir en serio con Jadoth?
- Podría, es encantadora y divertida, pero es Hermana, eso lo complica un poco, novia seguramente no, pero una hermosa experiencia sin lugar a dudas.
- No tienes remedio Lay.
- Sí, por eso hacemos tan buen equipo. Buenas noches Lar.
- Buenas noches Lay -el hombre salió y cerró la puerta-. Mejor dicho buenos días... En fin. Bien Mary ahora nos toca a nosotras. Vamos a buscar el Pomba Negra y el Malvarrosa ¿Si no están en Komo, dónde están?

La capitana cerró los ojos e intentó visualizar los barcos que estaba buscando. Comenzó a respirar lenta y profundamente. Comenzaron a pasar imágenes por su mente, una mezcla de recuerdos de la travesía y fragmentos de aventuras pasadas. Sin darse cuenta Larimar se quedó dormida.

Kuncita iba de camino a su camarote cuando decidió tomar una taza de té blanco y, si encontraba, un trozo de pastel de almendra. Entró en la cocina y nuevamente le asaltó aquel aroma almizclado y floral e inmediatamente se sintió excitado. ¿Sería alguna hierba afrodisíaca que John guardaba en la cocina? ¿La habría adquirido en Cetreo? Antes de que el olor comenzara a embotarle el sentido llenó una taza de té y salió de la cocina.
En el pasillo coincidió con Miss Egane, que salía de su camarote.

- Buenos días Kuncita.
- Buenos días Egane ¿Que tal va la actuación?
- Bien, ya tengo elegido el repertorio y la escenografía está muy avanzada, es cuestión de ensayar, pienso que será original e interesante.
- Con tu talento y tu destreza los vas a dejar embelesados - Kuncita se acercó lentamente y le cogió una mano- flauta o violín, estas manos saben sacarles lo mejor- le cogió la otra mano y las entrelazó con las suyas- y son fuertes, manos que saben aferrar un timón y conservar el rumbo y a la vez tan delicadas deslizándose por los agujeros de la flauta o las cuerdas de tu violín.

Se la quedó mirando fijamente a los ojos, mientras mantenía sus manos entrelazadas con las de ellas. Egane se había quedado como hipnotizada por la mirada del segundo y el tono de voz con el que le hablaba le era totalmente desconocido. Sentía el calor de las manos del marino y una sensación de rubor en las mejillas. Kuncita la seguía mirando a los ojos de una manera muy intensa y comenzó a sentirse ligeramente mareada, sin darse cuenta estaba respirando muy ligeramente, casi hiperventilando.

Kuncita vio cómo Egane comenzaba a ruborizarse y a alterar la respiración. Notó las manos de la mujer temblar ligeramente entre las suyas, si se acercaba un poco y la besaba no sería rechazado. Lo sabía. Se acercó ligeramente y, se paró en seco. ¿Qué estaba haciendo? Soltó las manos de la timonel y se alejó todo lo que le permitía el pasillo.

- ¡Perdón Egane! Lo siento, yo, no, no sé que me ha pasado. Lo siento Egane.
- Tranquilo, no pasa nada, somos adultos.
- Es que no estoy centrado, no comprendo muy bien qué me pasa. No quería ofenderte. Por favor discúlpame.
- No me has ofendido, de veras. Ha sido bonito, nunca antes me habían dicho algo así de mis manos, más bien al contrario.
- ¡Bos días!

La frialdad que destilaba el saludo de los hermanos Uxián no era nada comparado con las miradas glaciales con las que taladraban a Kuncita....